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LOS BRUJOS: EL GRANO EN EL CULO DEL ROCK ARGENTINO


Por el doctor Alan Grant

Los grupos que nos hacen evocar más vívidamente una época dada son los que no la sobrevivieron: los Rolling Stones, Bob Dylan o The Who trascienden los '60; los Beatles, Hendrix o The Doors son los ’60. En Argentina, Los Redonditos o  Soda Stereo simbolizan menos los ’80 que Los Abuelos de la Nada , Sumo o Fricción. Visto desde 2007, tal vez los ’90 sean menos Divididos, Los Piojos o La Renga que Los Brujos, una banda que nuestro intrépido doctor se propone rescatar para ustedes.

TU VIDA NO VALE NADA SI NO TIENES EMBOLARIUM

Hacia 1991-92, apareció de la nada una banda que lo tenía todo. Si bien no era difícil encontrarle precedentes o influencias, Los Brujos no se parecían a nada (alguna vez se definieron diciendo “venimos de otro planeta”). Sus presentaciones en vivo eran mucho más que una banda “tocando” “canciones” de “rock”; Los Brujos hacían sentir que el rock era bastante más que un cierto estilo musical, sino algo que tenia que ver con una forma de vivir más creativa, abierta y positiva; con una fiesta, en suma. Cada show buscaba ser diferente, impactando no sólo desde lo musical sino también desde lo escénico. Tras una cierta resistencia inicial, la prensa capitalina de rock se rindió a sus pies.

Pero no sólo eran los mimados de la prensa, categoría que hace rato que no garantiza nada. Tenían grandes hits como el inolvidable “Kanishka”. Su álbum debut vendió de movida 40 mil copias sin haber sido editado por un sello multinacional y antes de que existiese, no ya YouTube o MySpace, sino siquiera MTV Latino. Eran, junto con Babasónicos y Juana La Loca , los abanderados de una ola renovadora y desprejuiciada que venía a darle a los artistas de principios de los '80 una dosis de su propia medicina. En sus discos se notaba la mano de un productor tan imaginativo como Daniel Melero. ¿Qué más se podía pedir?

La banda dejó de existir una noche del verano de 1998, en un balneario de la costa bonaerense. Muchos ni se enteraron; hacía rato que el público se había olvidado de haber olvidado a Los Brujos. ¿Cómo una banda tan adrenalínica y fresca pudo hundirse en el olvido en medio del silencio?

No será la primera vez que se intenta ni la última que fracasa: trataremos de buscar un porqué.

LA BOMBA MUSICAL

Los Brujos se formó a comienzos de 1988 en Turdera, un suburbio de Buenos Aires. Comenzó como un juego: como contara uno de sus cantantes, "Los Brujos tocaban hardcore y se juntaron para hacer un grupo de música beat, y le salió una mezcla entre los dos estilos, que le pusieron beatcore". (Ricky, voz). Sus integrantes escuchaban a bandas beat de los ‘60 (básicamente a The Ventures y a la revisión de esa música que hicieran Devo y los B-52’s) y a grupos hardcore de los ’80; podríamos decir que en su música se distinguen también influencias de hip-hop, trash, funk, rap y heavy metal, pero que el concepto básico es psicodélico. Llegaron a vivir un tiempo en comunidad en una casa de Banfield, no tenían líder, las decisiones eran tomadas por todos.

Esa característica de vida comunitaria y otra que aparecería más tarde, la de tomar divertidos nombres artísticos (que además cambiaban disco a disco) los podría emparentar con una banda muy loca de la California psicodélica, Captain Beefheart & His Magic Band; el cambio de concepto (y hasta de personalidades) de un disco al otro, al camaleónico David Bowie de los '70. Por el impacto visual que causaban, y ya forzando un poco las analogías, a Alice Cooper o KISS.

La formación de la banda, ordenada de tal manera que se pueda identificar a cada músico en cada etapa, era la siguiente:                    

MIEMBRO PAPEL "FIN DE SEMANA SALVAJE" "SAN CIPRIANO"    "GUERRA DE NERVIOS"
Alejandro Alaci vocalista Wilson R-Q Majula   Robo-Yi
Ricky Rúa  vocalista Martirio del Corazón Yuca Mala-Yi
Gabriel Guerrisi   guitarrista   Siderdalegao Mosko  X-Mental
Fabio Rey Pastrello guitarrista   El Hermoso La Grulla Rey Mental
Sergio Moreno

 bajista

Petanga ago-go  Metal Macumba Metal Lee-Chi
Enrique Quique Ilid baterista Jimmy Nelson Zibo  Lee

Gabriel Guerrisi era el cerebro musical, y Rafael Cippolini, actual editor de la revista de artes plásticas Ramona, fue a principio el manager y el verdadero ideólogo de la banda.

En sus comienzos, el llamativo vestuario de Los Brujos era resultado menos de un diseño planeado que de la espontaneidad de lo que se encontrase revolviendo placares. Era también una rebelión lúdica a la oscuridad nihilista de fines de los '80, ese look gótico que en estos primero años del nuevo siglo ha vuelto con fuerza. Hacia 1991, por la época de grabación del primer disco, se empiezan a notar los primeros esfuerzos de conceptualización.

Hoy, tras quince años de menemismo, posmenemismo y rock chabón, tendemos a asociar a los grupos suburbanos del Gran Buenos Aires con unas pocas referencias musicales (Rolling Stones, Ramones, Iggy Pop, Calamaro, Ratones Paranoicos, Pappo) y temáticas (sexo, drogas, fútbol, rock, autos). No siempre fue así: al fin y al cabo, los Babasónicos son de Lanús. Para percibir que las lecturas e intereses de los miembros de una banda de Turdera iban bastante más allá, puede ser útil rever estas páginas de Quique, de Sergio y de Ricky. Se nota el interés por el tan atractivo como poco riguroso seudoesoterismo de los '60 y '70. Sus huellas se harían sentir, por cierto.

FIN DE SEMANA SALVAJE

Dice Daniel Melero: “La primera vez que escuché a Los Brujos fue a fines del ‘89 en Cemento, tocando para veinte personas. Fue como ver el futuro, sentí que una pequeña pista de los ‘90 ya estaba ahí”.

"Fin de semana salvaje" fue grabado en "un fin de semana salvaje" de mayo de 1991 (¡pasaron dieciséis años!) en los Estudios Aguilar de Buenos Aires, con producción de Melero. El concepto del CD involucraba historias y personajes mitológicos o ficticios, y los once temas fueron grabados de primera toma, imperfectos, espontáneos: vitales. Se nota la transición de los ' 80 a los '90: basta con escuchar el sonido de la batería, o las guitarras algo relegadas en la mezcla, para notar que lo nuevo está naciendo de lo viejo.

La alineación de la banda es la siguiente, según la cubierta de la placa, y no tiene desperdicio: “Jimmy Nelson” (el baterista Quique) en “sistema de pies y manos”, “Martirio del Corazón” (el vocalista Ricky) en “duba-duba”, “Petanga ago-go” (el bajista, Sergio) en “cítara de los altos cielos”, “El Hermoso” (el guitarrista Gabriel) en “cosmic guitar”, “Wilson R-Q” (el vocalista Alejandro) en “gritos míticos” y “Siderdalegao” (el otro guitarrista Fabio) en “guitarra waweada”.

El disco lo editó Epic Records y contenía un hit: Kanishka. La letra se refiere a un nebuloso soberano del no menos nebuloso Imperio de Kush (1). El riff es parecido al de “Very ape”, de Nirvana, y generó la leyenda de que el trío de Seattle se "inspiró" en él (Los Brujos fueron teloneros de Nirvana cuando éstos tocaron en el estadio de Vélez en noviembre de 1992). En realidad, ambos temas comparten un riff muy simple en tres cuerdas, y no se percibe un mayor parecido. Catupecu Machu suele tocar en vivo un cover de este tema.

Además, entre otras, había canciones de temática entre impúber y adolescente (La tía Marcia, Mi papi no te quiere). Había temas tan irónicos y dinámicos como Embolarium y Mi vestido floreado (donde aparece la voz invitada de un ícono de los '80 como Vivi Tellas - ex Bay Biscuits, ex Teatro Malo, ex invitada de Virus y Los Redonditos de Ricota -. La letra incluye toda una declaración de principios: "yo bailo y me divierto y vos tenés cara de muerto"). También estaban la descontrolada oda al reviente etílico de Fin de semana salvaje (con Gustavo Cerati, invitado, tocando el solo de guitarra), Monseñor Le Flip (otra con Vivi, con letra referida a un diabólico monseñor que “su ropa de monje escondía la maldad / sus colmillos afilados me querían alcanzar”) y el cierre con No te dejes caer, casi un manifiesto: “Vive mas de lo que puedas vivir / así tu vida no será tan aburrida / no te importa el verano / mucho menos el invierno / no te quieren en el cielo / ni tampoco en el infierno / así, así vendrás / y desnuda bailarás / no te dejes caer / entrégate al ritmo ya”.

GUERRA DE NERVIOS

Tras el disco, la banda despegó con mucha rapidez. Ese año tocaron como teloneros de Iggy Pop en el Estadio de Obras, ante 30 mil personas; en 1992, en el ya citado recital compartido con Nirvana.

"San Cipriano" (1993) es el segundo trabajo, también producido por Melero. El sonido del disco es muy particular, producto de una idea interesantísima: en la grabación, con la banda tocando en vivo, se utilizaron micrófonos pegados en brazos, pechos y cabezas de los músicos; era el "sonido subjetivo". El hit fue "La bomba musical" y llegó a vender más de 20 mil copias.

Vinieron las giras por todo el país (la " Gira Caníbal"), el festival del "Nuevo Rock Argentino" de 1995 (un Lollapalooza criollo) organizado por la Radio Rock & Pop, junto a Babasónicos, Peligrosos Gorriones, Massacre, Todos Tus Muertos, Illya Kuryaki, 2 Minutos. Los Brujos fue la primera banda argentina en Internet, en ese mismo 1995 (el sitio existe aún hoy: una reliquia de los primerísimos tiempos de la red). El tercer disco ("Guerra de nervios", de 1995, ya en una multinacional como Sony) debía haber sido el del despegue definitivo. Se grabó con más de 400 horas de producción, con invitados como Cerati, Melero, Andrea Álvarez, Vivi Tellas y Aitor (de Juana la Loca ). Las letras jugaban con el cine de ciencia ficción clase B de los ’50 y con ciertos temas no lejanos al esoterismo, como la Atlántida.

Pero… Algo pasó. Recuerda Cippolini, el manager: “Cuando terminaron de grabar San Cipriano, la imagen del beato que inspiró el disco (la habían comprado en una santería - pornoshop de Lomas de Zamora) se cayó de un estante muy alto y golpeó contra una caja de ritmos, destrozándola. Recuerdo que Metal Macumba (hoy Lee Chi) dijo: ‘El santo estaba incómodo; ahora comienza su venganza’. Sincrónicamente (créase o no), las relaciones intermúsicos explotaron”.

Puede aplicarse una vez más el clisé de las “diferencias musicales”: había distintos criterios estéticos y choques personales irresolubles. Si al comienzo la anarquía con la que la banda se manejaba le había jugado a favor, a esta altura eso implicaba la falta de una dirección clara, o de una manera de desenmarañar los conflictos. Alaci afirma que “el problema principal fue que no era fácil decidir nada; Los Brujos veníamos tocando desde el ‘88, éramos más que amigos, como una fraternidad; supongo que en los últimos tiempos todos callaban lo que sentían para no herir al otro y eso provocó un retraimiento y distanciamiento entre nosotros”. Riki: “Al principio esa diferencia era nuestra mejor virtud: nos hacía eclécticos y sorprendentes. Sin embargo, con el tiempo cada uno tomó su lugar y al no querer ceder nadie nada, se hacía imposible hacer música y hablar de cualquier cosa”.

(A la derecha: imagen de una moneda acuñada por el Kanishka de carne y hueso, hacia el año 140 de nuestra era).

La grabación de “Guerra de nervios”, a pesar (tal vez en razón de) todas las posibilidades que se le abrían a la banda, fue dificilísima y desgastante. Y para una agrupación en esa situación no hay nada peor que una gira.

Vino un show más en San Bernardo, en una discoteca chica, con poca gente, pocas ganas, y una frialdad absoluta entre los integrantes de la banda. Dante D’Antonio, antiguo seguidor, responsable del sitio de Internet de la banda  y hoy al mando de Buenos Aliens, recuerda que era la noche del martes 27 de enero de 1998. En el hotelito, tras la actuación, la banda y sus asistentes miró por la tele el Festival de Cosquín, donde era ovacionado un nuevo fenómeno popular, Soledad Pastorutti. Ese show fue el último.

El final tuvo mucho de esa anarquía que caracterizó a Los Brujos: Riki y Sergio se encargaron de anunciar la separación sin el consentimiento del resto. Recuerda Gabriel: “A la distancia veo como infantil la separación, pero... Bueno, debía ser así”.

Una formación mutilada alcanzó a dar un par de shows sorpresa, con un repertorio instrumental que recuperaba el espíritu a-gogó y sónico de los comienzos. Existe también un álbum inédito, grabado en diferentes sesiones entre fines del ‘98 y mediados del ‘99, con escasas probabilidades de que algún día vea la luz. Gabriel afirma: “En cuanto a ese disco perdido, nunca lo terminé de mezclar. Cuando podríamos haber salido a tocar, me fui de viaje y al volver escuchaba todo torcido. En esos pocos shows que dimos, éramos como KISS sin máscaras: se trataba de apariciones fantasmas. Estábamos bien tocando entre nosotros, pero no queríamos sufrir el desgaste de todo lo otro: las giras, los shows en Cemento, etcétera”.

Tras la separación, todos los ex Brujos encararon diversos proyectos musicales que invariablemente contaron con una repercusión menor, salvo el caso de Sergio, que dejó los escenarios para convertirse en empresario: vende discos y merchandising en la célebre galería porteña Bond Street, fue un tiempo manager de El Otro Yo y ha organizado eventos y creado un sello dedicado al punk rock.

Pero ésa es otra historia.


NOTAS

Gracias al lector Gabriel Smith, quien en enero de 2008 nos avivara de un par de erratas que han sido corregidas (en el cuadro de arriba estaban invertidos los alias de Sergio y Gabriel, y en el ultimo párrafo decía Gabriel donde debia decir Sergio). ¡No deja de ser una buena noticia que tengamos lectores que son mejores que nosotros!

Dado que es casi imposible conseguir los tres discos hoy en día, no creo que se tome mal que brinde este vínculo.

La mejor nota sobre el ascenso y caída de Los Brujos es ésta de Gustavo Álvarez Núñez en Pagina/12.

(1) Kanishka: Emperador de Kush del siglo II de nuestra era, que gobernara un estado que se extendía del norte de India a Asia Central. La capital de su imperio, Balj, se hallaba en el actual Afganistán. Probablemente, Kanishka era étnicamente indoeuropeo, como son hoy la mayoría de los europeos o los persas, y su religión era el budismo. Reinó hacia 127-147, siendo contemporáneo de los emperadores romanos Adriano y Antonino Pío. Kush, también llamado Imperio Kushan (o Cushita) controlaba un tramo vital de la Ruta de la Seda , la importantísima vía comercial que vinculaba a las superpotencias de la época, Roma, Persia y China. La cultura de Kush era sincrética, y en ella se podían detectar elementos chinos, indios, persas, mesopotámicos, centroasiáticos y griegos.

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